viernes, 16 de marzo de 2012

Rayos de piedra y rosas 22: Soneto de la eterna espera


Mis ojos son un mar, y una tormenta
callada y singular, una esperanza
secreta y pertinaz, que no se alcanza
al fiel de mi esperar, que se acrecenta.

Tu sombra vertical, por sombra exenta
se aferra a mi costado, sin templanza
desgarro mi penar, que ni te lanzas
a mí, ni llegarás, ni te me enfrentas.

Mi tiempo no halla fin, polvo sin mundo
se vierte al corazón, que en su vacío
porque guarda y te aguarda desespera.

Me eclipsa en su latir, y de rotundo
mugir que no serás, arroja un frío
puñal en su tenaz, eterna espera.

No hay comentarios: