Como el toro y
su piel ensangrentada
mugen conmigo
sus cuernos de pena
mi lengua de
baba sobre la arena
podrida y
caliente va en tu estocada.
Como hienden su
cuerpo con la espada
desgarras tú mi
lomo en mi serena
noche de piedra,
por la plaza ajena
me anegas el
hocico en tu mirada.
Destroza con tu
estoque si es preciso,
como al toro,
los huesos que te aman:
¡ay! mi alma de
marfil viola y tritura.
Requiébrame la
nuca de improviso
o azótame la
piel con una rama
de toro: ¡yo
sumido en tu amargura!
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