sábado, 3 de marzo de 2012

Rayos de piedra y rosas 20


La pena calla, y calla porque guarda
un secreto, un clamor y una ventura
redonda en mí, morena de amargura
que al son de todo pálpito me escarda.

La pena grita, y grita porque aguarda
un cuchillo glacial, que por su anchura
la pena vierte y sufre en tu cintura
una nube final, volátil, parda.

La pena en mí ejercita su lamento
con un carbón, con una brasa grave
que solo sabe a lágrima taurina.

Al triste alrededor de tus acentos
la pena muge, muge, que se sabe
tremendamente angosta y masculina.

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