viernes, 6 de enero de 2012

Rayos de piedra y rosas 12: Primavera


A su flor de espuma blanca desemboco;
a su estambre irreductible; a su pistilo
incauto, enrevesado y clorofilo
mordisco de diamante me revoco.

Su florida figura, como pocos
extravíos de luz, y su tranquilo
permanecer en blanco, su sigilo
sangrando vidas nuevas que convoco.

Arranco el nuevo sol como el cerezo
trastroca sus ramajes en guirnaldas,
alondra y por alondras sin frontera.

Descapulla la aurora, desperezo
de su invierno esperanza, me respalda
como al cerezo, amor, la primavera.

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