Hoy es 14 de abril y como siempre se celebra el cumpleaños de la proclamación de la II República Española. O mejor dicho, la celebramos algunos, porque en plena democracia (en teoría) se celebra la constitución vigente y la del año 1812, pero no se celebra la proclamación de una constitución democrática como fue la de 1931. Cosas de las democracias a medias. Y pensando en esto de por qué no somos capaces de celebrar la república, creo que lo que pasa es que los españoles no tenemos ni zorra idea de lo que es una república.
Si salen ustedes a preguntar a Francia, Alemania e incluso Inglaterra e Italia (donde tienen a los Windsor y a los Berlusconi respectivamente) probablemente les cuenten que una república es un sistema de gobierno en que los ciudadanos eligen democráticamente a sus representantes y altos cargos políticos. La definición española, por el contrario, viene a ser algo así como "idea de rojos, masones y quemabanderas que quieren montar una dictadura comunista". Pues algo no cuadra aquí.
Aclaremos una cosa: aunque mucha gente que reclame la república es de izquierdas, la izquierda no es la república. Una república no es algo tan sencillo como no tener rey y votar un Jefe de Estado. Una república es el reflejo de una voluntad de los ciudadanos para vivir en común y participar en esos proyectos de vida en sociedad. Es decir, no es hacer políticas de izquierdas, es hacer políticas de todos. La república es desprofesionalizar la política, eliminar esas élites que se dedican solo a hacer política y tomar las riendas de la vida pública: que cualquiera que tenga un proyecto pueda representar a sus conciudadanos, que los ciudadanos reivindiquen a sus representantes lo que consideran necesario, que los representantes luchen por sus representados. La república es un Estado que avanza según lo hace la sociedad que la integra, en vez de arrojarse a las manos del azar de que un monarca nos salga rebotado o de que los partidos autoritarios se hagan con el poder. La república es un foro de discusión donde caben las izquierdas y las derechas, pero además caben las ideas y los proyectos útiles que no tienen que adscribirse a ningún ideario.
La república, al final, no es más que el reflejo del interés de una sociedad por tomar el control de la vida pública, de su vida. La república no se pide, la república se quiere, pero para eso en España tendríamos que aprender a no dejarnos mandar, a tener capacidad de análisis, a querer realmente solucionar los problemas en lugar de quejarnos amargamente de ellos. España no va con eso, pero seguiremos intentándolo. Por si acaso.
¡Salud y República!
Foto de Jaume d'Urgell
No hay comentarios:
Publicar un comentario