domingo, 14 de noviembre de 2010

Hasta siempre, Mr. Berlanga



Hace dos días escribía una entrada para elogiar la maravillosa escena que Luis García Berlanga protagonizaba para Médicos Sin Fronteras, en un intento por curar el dolor ajeno. Hoy tengo la triste obligación (interna, eso sí) de escribir para decir que Luis está muerto. Mira, dicho así, hasta podría ser parte del guión de una de sus películas. Claro que, por otro lado, eso del guión no iba mucho con él...

El caso es que con el señor Berlanga se va un grande, qué digo, grandísimo director de cine. Porque cine español, buen cine español, hay y ha habido mucho (aunque la ministra Sinde lo quiera enmascarar a base de bodrios infumables). Pero Berlanga tiene algo especial: una mala leche que déjela usted ir. Porque para en mitad del franquismo sacar un "Bienvenido Mr. Marshall" es un, diríamos hoy, "zas en toda la boca". Claro que los censores franquistas no se caracterizaban por su inteligencia, pero ese es otro tema. Y después de eso tenemos un verdugo, una escopeta nacional, una guerra civil de vaquillas (y de chiste)... Porque don Luis se reía de todo pero con ganas. Asumía España con su ridiculez y su patetismo como seña de identidad. Y no solo eso, sino que hacía de ello la bandera de sus historias.

A Berlanga no hay que defenderle ni que venderle. Su cine se vende solo, y al que aún no haya tenido el gusto de ver alguna de las piezas maestras de este genio, que el próximo fin de semana dedique un par de horas a reírse a gusto con los delirios berlanguianos. No hay mejor muestra de respeto ante su pérdida. 
Lo único que cabe decir es que hasta el final ha estado al pie del cañón dentro de lo que su Alzheimer le ha dejado (a la campaña de Médicos Sin Fronteras me remito), que todo homenaje, que todo reconocimiento, se queda muy corto. Básicamente que hoy, sin Luis García Berlanga, estamos un poco más solos. Hasta siempre, maestro.



No hay comentarios: