lunes, 21 de junio de 2010

La roja (The red one)




El post de hoy iba a versar sobre un correo que me ha llegado de la Botínversidad de Santander, pero lo dejaré para mañana, porque no sé si son los exámenes pero últimamente me siento más borde de lo normal (que ya es decir).

A lo que vengo. Para empezar conste que a mí me gusta el fútbol, que me gusta ver a mi Valencia por la tele los domingos y que me encanta discutir lo inútil que es el entrenador x (no es ningún actor porno, aunque lo parezca). Pero mis tragaderas tienen un límite.

El límite empieza por eso de que los jugadores cobren 600.000 euros por ganar el susodicho mundial. Que sí, que es dinero privado, pero igualmente, no hay trabajo en el mundo que valga eso, no con crisis ni sin ella. Y si lo hay, el que lo ejerce probablemente se niegue a cobrarlos por vergüenza torera. En todo caso, con 600.000 euros (por jugador, ojo, que hay que multiplicar) se financiaban tantas y tantas cosas que a esta sociedad le hacen falta… Pero entiendo que invertir dinero en escuelas y hospitales es tirar el dinero.

Pero no hablemos de dinero, que está feo. Hablemos de esa preciosa recolonización veraniega que sufre Sudáfrica. Como si en pleno siglo XIX estuviésemos, ciudadanos de todo el mundo (ya no solo británicos, ahora se lleva lo de compartir) invaden el Cabo de Buena Esperanza para dejar sus riquezas en los negocios del susodicho y así permitir que los sudafricanos construyan un país próspero en que los unicornios pastan bajo un arco iris de azúcar. Todo es perfecto, ¿verdad? Ah no, que vamos allí a emborracharnos, gritar, sudar y dejar que los empresarios sudafricanos nos quiten un poquito más de nuestro dinero (que bien merecido nos está, ojo).

Eso sí, lo que ya me repatea infinitamente es la animalidad de todo esto. Mientras nos atracan a mano armada y legalmente, nosotros consentimos y nos sentimos por noventa cochambroso minutos unidos en la paz y la armonía de la madre patria, que se lleva ahogando en su mierda más de trescientos años. Durante noventa minutos nos abrazamos sudorosos a ese vecino al que cuando mañana echen de su trabajo no vamos a prestar ni quince. Nos creemos participantes de una gesta heroica, construyendo nuestro Marruecos particular del siglo XXI, con balones en vez de fusiles y futbolistas en vez de beduinos, pensando que en verdad ganar un partido (o varios) de fútbol supone algo positivo o productivo para nuestro país. Durante dos semanas todos colgamos banderas de nuestros balcones, insultamos a los extranjeros porque sencillamente son los otros, las redes sociales permiten ostentar nuestro orgullo patrio y los comercios regalan televisores que luego nos cobrarán. Me encantaría ver como todos colgamos lazos rosas de nuestras solapas y terrazas cada 19 de octubre; o como gritamos y sudamos delante del Parlamento pidiendo lo que sencillamente nos pertenece, el fruto de nuestro trabajo, codo con codo; o no comprando nada, sino invirtiendo dinero para sencillamente hacer de la vida del de al lado un poquito mejor, sin pretender obtener un sonoro zumbido o un grito a cambio. Pero claro, con esas cosas uno no se siente estúpidamente español.

Y sí, publico esto después de que España gane el partido contra Honduras por puro afán de exhibicionismo.


Imagen de digitalrob70

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Debe ser verdad el cliché ese de que interesa más el fútbol que la política cuando en el bar del Colegio (de 225 plazas)habrian al menos (no creo exagerar, pero mis calculos son como los de las manifestaciones)100 personas (tirando bastante por lo bajo, que podrían ser 150, con excolegiales incluidos).

Y eso que no has nombrado el despligue mediatico del infotaiment deportivo, que monopoliza las portadas de los periódicos y que a mi me saturo hace tiempo. Y luego si el de WikiLeaks cuelga un video de militares americanos cargandose civiles "pa echarse unas risas" eso no sale por ningún lado. Creo que no me extiendo más que ya se entiende la idea xD

J dijo...

chapeau.

poco más que añadir.

Konrad VH dijo...

Pues sí que debe de ser verdad, porque vamos, hasta los canarios de la vecina del cuarto cantan el alirón. ...Sigh...

Hombre, es que lo importante es la épica gesta de nuestra selecció, que pa eso ehtá, pa esaltar el orgullo patrio. Y etc. XD