¿Tu labio? Una esperanza que se entrega
al mar, un horizonte que naufraga.
¿Tu vientre? Un corazón con una daga
de auroras, tan sombrías y tan ciegas.
¿Tu tiempo? Es un león que se doblega
al frío y la inocencia es una plaga
de pulpos devorándome esta llaga,
vomitando un jamás que nunca llega.
La nada nos acosa. Es imposible
sobrevivir. Hayamos un común
acuerdo en resistir esta demencia.
La muerte se fecunda. Inasequible
fuerza de destrucción: nunca hay ningún
porvenir y, toda una existencia.
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