Ser como la pena inmensa de esta isla
verde. Ir a dar de bruces a las rocas
altas, ¡altas!, de la melancolía. Ser
como la pena breve de esta isla
rebelde y hambrienta, cultivada en el cardo,
arrancada en el llanto. Rugir
como la piedra, el mar, el árbol. El grito
desolado y final devasta la esperanza
para hacer el corazón como la isla: al alba
volverá para huir, como la pena.
Atardecer en Shankill (Dublin), por John Coveney |
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