"Doctor Tom Saves The Day!" por Murray Barnes |
El paciente suscribe
condición de poeta,
acude a la urgencia por
motivo de un extraño
estado de conciencia y
dolor en una mano
-en concreto la derecha,
con la que afirma escribe-.
Describe su dolencia
como una impertinente
sensación de tristeza y
de fracaso absoluto,
de ganas de hacer nada
y de desamor soltero.
Refiere asimismo
picazón en la parte
más distante de la
lengua, en sus propias palabras
“unas ganas a un tiempo nulas e irrefrenables
de decir algo, un montón
de cosas y a la vez ninguna.”
Se acompaña el cuadro
de una extraña mirada
absorta y azul, pero al
mismo tiempo
profunda, pulsátil,
vigía del horizonte.
La auscultación es normal, excepto por un lejano
rumor en la válvula aórtica que parece
recitar a Neruda con una furia inusitada
-aunque no es raro que las válvulas cardíacas vayan por ahí
recitando versos, si bien nunca son de Neruda.
Se concluye que esto
responde con casi
total seguridad a algo
de menor importancia
como un desencuentro o
una incontrolable
angustia por imaginar
quién habría sido si no fuese
el que ahora es.
Se
recomienda al enfermo reposo
absoluto del corazón,
causante del problema
y bolígrafo de tinta
gel un par de veces
al día delante de un
buen papel en blanco
y que escriba, que
escriba lo que sea necesario.
Historias de piratas,
romances imposibles, cuentos
fantásticos de
caballeros que montan en dragones.
Dramas esperpénticos de
personajes absurdos, páginas
y páginas de tragedias con
finales explosivos.
Que escriba y escriba,
con mucho cuidado
de no enamorar -podría ser
mortal
para su condición- a
nadie con poemas.
Firmado y conforme, doctor en
medicina
y cirugía González, a día
veintiocho
de mayo, Hospital General de
Madrid.
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