jueves, 6 de octubre de 2011

Soneto 1503


Voy en el mar del hierro y los cristales
de sangre en sangre, amor, de roca en roca
como la tempestad que no te toca
y ruge en la luz de tus arrabales.

Voy del ayer al luego, los chacales
del hoy y el no seremos se desbocan
de mis lágrimas al cielo de tu boca,
aquella cueva de besos funerales.

Esta pena ya no hay sombra que la afronte
va como un aluvión de cuchilladas
al final del amor. Solo ya ahora

queda hecha la esperanza un horizonte
todo de luz, me juego el todo o nada.
Ya volveré a empezar, cuando la aurora.

1 comentario:

Sulayman Lazaar Soler dijo...
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