El alma grita, ¡no sé lo que pide!
Con una voz estática y morena,
con sus muelas nacientes y su arena,
con el llanto infernal que en sí reside.
Solloza pertinaz y le divide
tu centro y te reclama una centena
de noches y te grita, ya a sí ajena,
sin rumbo ni destino, a ti te pide.
Aferra con tu mano, que sin ella
mi mano es solo un hormiguero mudo
y el rayo es un dolor y una termita.
Sujétame a tu alma, que sin ella
mi espíritu es un triste horror zancudo
como garza sin
tu amor que triste grita.
2 comentarios:
¡Cuánto tiempo! Ya veo que Ya veo que Alberto ha crecido. ¡Felicidades por el blog!
Es verdad muchas veces el alma grita sin saber que quiere.
Saludos.
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