domingo, 1 de mayo de 2011

En este blanco día de la madre




Blanco como el día y blanco
como tus ojos, madre.
Blanco como la toga que te cubre el cabello, blanco
como los sueños que pintábamos en marzo.
Blanco como el carmín que nunca usas, blanco
como los cuentos de otras noches, blanco
como las azucenas que salen de tu boca.
Blanco como el frío que ahuyentas si me acabo, blanco
como la fortaleza que me infundes, blanco
como la vida que te debo y blanco
como tus convicciones.
Blanco como tu defensa de la alegría, blanco
como el corazón que nunca se te acaba, blanco
como la pena que te embiste y que no cede.
Blanco como el barquito del otoño, blanco
como los agostos entre los viñedos, blanco
como los planes de no perderte nunca.
Blanco como el polvo que nos cerca, blanco
como la desesperación de seguir vivos, blanco
como quererte, madre, firme, claro.
Blanco como el manto que nos asola, blanco
como sentirte lejos y sentirme
vacío, y blanco como la demencia, blanco.
Blanco como perderse en esta jungla, blanco
como añorarte, vibrante, fecundada, blanco
como arrojarme a tus brazos, blanco
como palparlos estériles.
Blanco como pensar que estás delante,
blanco como sentir que estás ausente,
blanco como saber que hay un abismo,
blanco como este invierno que me hostiga
sin ti a veces, blanco como vivir perdido, blanco
como blanca la nada y blanco
como esta blanca locura, madre, que nos asfixia,
que nos distancia,
que nos define.



En la fotografía, 'Madre e hijo', por L_Y_R

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