jueves, 30 de diciembre de 2010

2010 (Finale)




Ahora es el momento en que todo el mundo se pone a hacer una recopilación de todo lo vivido durante 2010, para después acabar mandando saludos a todo quisque y desear una feliz entrada del nuevo año. Sin embargo, si yo también me pusiese a hacer lo mismo acabaría hablando de dos cosas: de la situación del país llegados a este punto y de mi vida. Y ambas cosas carecen de importancia e interés para la noble audiencia.

En lugar de soltar mi ristra de momentos 2010 o de deseos para el 2011, quiero animar a todos los que pasáis por el blog en estos momentos, tanto si me conocéis y leéis a menudo como si estáis de paso, a encarar el 2011 con todas las fuerzas de las que dispongáis. Espero que vuestro 2010 haya sido un año estupendo, pero si no lo ha sido, no importa. Ahora es el momento de empezar otra vez. El 2011 puede ser el año cero de nuestra nueva vida, de esa vida que permanece en espera en la lista de cosas pendientes y que podemos emprender en cualquier momento (por qué no ahora).

A todos los que ya no estáis con nosotros, os llevamos en el recuerdo. A los que seguís, seguimos, en este antiguo oficio de vivir, a los que conozco y quiero y a los que no también, a los que siguen madrugando y a los que aprovechan el desempleo para disfrutar de sus hijos, a los inmigrantes y a los desterrados, a los que vuelven a casa, a los que ven su vida con apatía, a los que todavía se emocionan cada mañana con su trabajo, a los abuelos que acompañan a sus nietos y a los que no tienen nietos que acompañar, e incluso a los nietos sin abuelos. A los amantes que ven el nuevo año como otro nuevo nido, a los matrimonios que desean perderse de vista, a los estudiantes que estudian y a la gran mayoría que no lo hacen. Especialmente a los amigos y los proyectos de médico, aunque también a los profesores que conservan la pasión y con más ímpetu a los que la perdieron. A los viejos amigos que nunca se ven y a los que se reencuentran todavía religiosamente. A los creyentes (en lo que sea) y a los ateos, con fervor a los que ya no creen en sí mismos. A todos, en verdad, porgue todos participamos en el mismo juego por o en contra de nuestra voluntad: muchas ganas, mucha emoción, mucha suerte (que nunca está de más) y no olvidemos que seguimos aquí para vivir muchos, muchos años más (en cantidad o en intensidad, o quizá ambas cosas).

Mis mejores deseos para este nuevo año 2011.


                                                                                                              Un abrazo,

                                                                                                               Konrad v.H.




En la fotografía, los fuegos artificiales de la bahía de Sidney, con los que los australianos celebran la entrada del nuevo año. Probablemente, los fuegos artificiales más bonitos del mundo. Algún día iré.

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