"Me llamo Valerie. No creo que
viva mucho más y quería contarle a
alguien mi vida. Esta es la única autobiografía que voy a escribir y, ¡dios!,
la estoy escribiendo en papel higiénico. Nací en Nottingham en 1985. No
recuerdo mucho mi infancia, pero sí recuerdo la lluvia. Mi abuela tenía una granja
en Tottlebrooke y solía decirme que dios estaba en la lluvia. Al acabar el
colegio, ingresé en un colegio para chicas. Fue allí donde conocí a mi primera
novia. Se llamaba Sarah. Recuerdo sus muñecas. Eran preciosas. Creía que nos amaríamos
eternamente. Recuerdo que nuestro profesor nos decía que era una fase
adolescente, que pasaría. A Sarah se le pasó. A mí no. En 2002, me enamore de
una chica que se llamaba Christina. Aquel año se lo dije a mis padres. Fui
capaz porque Christina estuvo a mi lado cogiéndome la mano. Mi padre no podía mirarme.
Me dijo que me fuera y que no volviera jamás. Mi madre… no dijo nada. Solo les había
dicho la verdad, ¿tan egoísta fui? Nuestra integridad vale tan poco… pero es
todo cuanto realmente tenemos, es el último centímetro que nos queda de
nosotros. Si salvaguardamos ese centímetro, somos libres."
Esta es la carta que la preciosa Evey Hammond encuentra en su celda en la sublime película "V de Vendetta" (y mucho mejor novela gráfica, que conste). Es la carta que le hace aferrarse a la esperanza, desprenderse de todo y perder el miedo. Perder el miedo para aferrarse a lo único importante, perder el miedo para defender, como dice Valerie, ese último centímetro de nosotros, el único que significa algo. "V de Vendetta", como tantas otras historias, viene recordarnos que somos uno, que somos personales e intransferibles. Que dentro de nosotros hay una individualidad que debe ser salvada frente a todo, porque es todo lo que tiene significado. Nosotros, que compartimos casi todo con todos e incluso con otras especies (y si me apuráis, con los átomos de las estrellas), tenemos ese punto irreductible como punto de apoyo de la palanca que mueve nuestro universo. Supone apenas nada de todo lo que hay, pero absolutamente todo de lo que somos. Valerie habla de un centímetro, pero probablemente sea menos de una micra, sea casi nada. Pero tenemos que defender ese rincón íntimo hasta el final. Hay que defenderlo hasta la muerte, si queremos vivir siendo nosotros. Y es preciso no olvidarlo.
Remember, remember the Fifth of November,
The Gunpowder Treason and Plot,
I know of no reason
Why the Gunpowder Treason
Should ever be forgot.
The Gunpowder Treason and Plot,
I know of no reason
Why the Gunpowder Treason
Should ever be forgot.
Imagen de Okinawa Soba
1 comentario:
Esa película es genial...y casi había olvidado lo de la carta de Valerie la verdad U_U
Publicar un comentario