Tu voz es huracán de mi locura
y sangre, y la recuerdo en alaridos.
Tu voz corta una flor a mis latidos
que anega en negras voces de amargura.
La piedra, ves, sucumbe a la tortura.
No evita lo que quiere en su dolido,
pétreo corazón: truenos sufridos
que vibran por tu voz en la negrura.
Desgarra en mí tu son de filos, nace
tu timbre que retumba ya en cascada
furiosa y vibra espumas en tormento.
Sángrame a verso abierto si te place
y hazme a tu sangre anchura desbocada:
perdida entre tus gritos, voz al viento.
1 comentario:
¡¡¡Qué bueno!!! Pero bueno, ¡qué sorpresa tan agradable! ¡qué bien medido, qué bien rimado! Felicidades.
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