domingo, 28 de diciembre de 2008

¿Por qué soy una montaña?



Soy una montaña.

Una montaña aguanta todo lo que le venga. Aguanta los resoplidos del viento, las lágrimas de la lluvia y la alegría del sol. Estas inquietudes las soporta con todo su buen corazón y con el ánimo que posee para ayudar al viento, a la lluvia y al sol. Son cosas que no le duelen porque le gusta ayudar; comprender a sus elementos queridos. Pero la erosión la debilita, poco a poco, con aparente sutileza y ella se calla. No dice nada; sufre en silencio. Le importa más el dolor de sus amigos. Ella no comenta nada, solamente desea que los demás sean felices. Pero poco a poco, su voluntad se va minando y se deja a la deriva de la cruel vida.

Soy una montaña.

2 comentarios:

José Mari dijo...

Buen paralelismo, Rubén. Me he acordado al leerte de los textos de Eduardo Galeano. ¿Los conoces? El libro de los abrazos es una maravilla.

Anónimo dijo...

Gracias José María. No, no sé quien es pero si tengo la oportunidad lo leeré. Un abrazo.