Blanca alta ala de amor y blancos cerros
de pluma libre y de ferocidad pluma,
pluma que vuela y en su rizo espumas
se enroscan romas por un mar de hierro.
Su pico en mí se aferra y yo me aferro
a la blanca libertad que se perfuma
sobre el puerto en sus ojos y entre
brumas
mi amargo corazón siembro y entierro.
En ella tengo un sueño vespertino
de inmensa infinitud blanca y angosta
que en todas sus bandadas duerme ignota.
Cómo vuela, sin cadena y sin destino,
sobre una ola opresiva que le agosta
la eterna libertad de
ser gaviota.
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