viernes, 18 de noviembre de 2011

Rayos de piedra y rosas 6


Qué pena, sí, qué pena tremebunda
que por no poder verte no me deja
levantar una flor, que mis dos cejas
guadañas por tu ausencia me circundan.

Me da tu lejanía, de profunda
devora el corazón, y por la reja
de no poder tus labios va mi queja
tan terca, tan tenaz, y tan rotunda.

Tan cerca por mis sueños y tan lejos
estás del corazón que voy confeso
herido tras tu luz, todo de muerte.

Me faltas todo tú, mas no me dejo
engullir por la pena, que mis huesos
me dan y se levantan por quererte.

No hay comentarios: