viernes, 14 de octubre de 2011

Rayos de piedra y rosas 1: A tu voz


Tu voz es huracán de mi locura
y sangre, y la recuerdo en alaridos.
Tu voz corta una flor a mis latidos
que anega en negras voces de amargura.

La piedra, ves, sucumbe a la tortura.
No evita lo que quiere en su dolido,
pétreo corazón: truenos sufridos
que vibran por tu voz en la negrura.

Desgarra en mí tu son de filos, nace
tu timbre que retumba ya en cascada
furiosa y vibra espumas en tormentos.

Sángrame a verso abierto si te place
y hazme a tu sangre anchura desbocada:
perdida entre tus gritos, voz al viento.

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