Hoy las almas grandes no son ya tan grandes. Mahatma es un saquete repleto de monedas. Repletísimo. Sus zapatillas, su reloj, qué sé yo cuántas cosas más… se estiman en un millón y medio. Así, a ojo. Hoy han prostituido a Gandhi. Desenterrar su cadáver (si existiese tal cosa) y colgarlo por las calles de su Porbandar natal para que el mundo peregrinase y le escupiese a la cara sería casi preferible. La familia grita. La India clama.
Pero esto no es infamante. No es vergonzoso. No es indignante. Es, sencilla y hondamente triste. Hubo un hombre que llevó la libertad a un país. Hubo un hombre que se despojó de sus ropas y se hundió en la pobreza. Hubo un hombre que nos enseñó que hay algo más importante que la vida de un hombre: la vida de todos. Hubo un hombre que derrotó a un ejército sin levantar una mano. Hubo un hombre al que, no en vano, llamaron alma grande. ¡Alma! Casi nada… De un alma grande, solo queda hoy unas sandalias, un reloj, qué sé yo cuántas cosas más… que valen un maletín lleno de papel. ¡Papel! Se lo habrá llevado un indio, puede, pero es lo mismo.
Las almas grandes hoy ya no son tan grandes. Hoy las almas grandes son ¡relojes y billetes! Y esto tan solo profundamente horrible.
1 comentario:
Sinceramente, este mundo ya no es mundo... Ya no se tienen en cuenta los valores, sino lo que puedes producir. Somos un producto, ya no hay vuelta atrás....¿o sí? Tenemos que promover una conciencia crítica que se hafa preguntas, que se interese por las cosas, que se interese por este mundo que ya no es mundo.
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