martes, 10 de febrero de 2009

¿En qué nos hemos convertido?


El sacrificio hacia los demás es algo a lo que el hombre moderno no está acostumbrado. Esto se debe a diversos factores y hechos que han enfriado el corazón en favor de un pensamiento mas egoísta.

Pensamiento egoísta que se refleja en dichos y refranes populares, en los que, en síntesis, se predica el trabajo y el esfuerzo para sobresalir entre los demás, sin tener en cuenta los medios para conseguirlo o que directamente derrocan la solidaridad. Es el caso de los siguientes refranes:
todo el mundo barre para su casa o nadie da duros a cuatro pesetas.

Medios que pueden ser moralmente criticados pero aún así, se siguen dando en esta sociedad y en vez de intentar cambiarlos, lo único que se hace es hablar más y más sobre los mismos, con lo que se se acaban convirtiendo en parte de la rutina del hombre moderno.

Rutina que se está centrando en averiguar la vida privada de los demás y airear los trapos sucios. Hábito influido por programas y revistas que siguen con su trabajo sin importarles sus consecuencias.

Consecuencias que se pueden dar de distintas maneras: desprestigiar a una persona, con lo que puede perder una vida de trabajo y sudor; romper familias...Con este panorama en la sociedad, la pregunta correcta sería, ¿puede el hombre moderno desarrollar en una sociedad consumista y materialista una acción de sacrificio hacia los demás?


Sociedad que, como ya he dicho, ha puesto sus valores en objetos materiales, restándole importancia a aquellos hechos realizados desde un punto de vista ético. Pero no todo son penurias, ya que una minoría intenta acercarse a ese ideal de sacrificio como pueden.

Minoría que poco a poco intenta cambiar el pensamiento egoísta para favorecer unas relaciones entre individuos basadas en valores éticos y morales. Aunque no se les conozca mucho, han realizado bastantes tareas humanitarias: dar su vida por los demás, enseñar a vivir. Es el caso de famosos y no tan famosos que se desplazan a lugares alejados y socialmente poco desarrollados con el fin de que la aldea global no sea algo de unos pocos, sino de todos.


En definitiva, el hombre moderno no está acostumbrado a la caridad, a la bondad, al dar sin recibir. Problema que ocasiona que no nos podamos desarrollar ni progresar como personas, sólo como individuos ansiosos de éxito personal.

No hay comentarios: